jueves, 25 de abril de 2013

Pierre Menard y la Poética de Borges


¿Quién se negará hoy a considerar los textos de Ficciones  (desde “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius” hasta “Tres versiones de Judas”, pasando por “Pierre Menard, autor del Quijote”) entre las aportaciones literarias más significativas y desafiantes?
El texto de “Pierre Menard, autor del Quijote”,   es sin duda, una de las creaciones más destacadas en la obra del escritor argentino Jorge Luis Borges; más de medio siglo de su publicación y  la lectura nos sigue haciendo pensar en  la transformación de un texto en otro. 
Revisemos en  “Pierre Menard, autor del Quijote”,  la comunicación que se establece entre sujeto productor y sujeto receptor a través de varios elementos del semiotopo: función narradora, dosificación de la información y  manejo de diversos  estereotipos.
El asunto de “Pierre Menar, autor del Quijote” se presenta como una reseña, escrita por un ridículo escritor provinciano en homenaje a un colega suyo llamado Pierre Menard. Tras una pedantesca introducción, se enumera la “obra visible” de Menard en forma de catálogo en el que se entremezclan, con extravagante variedad, labores de poeta, ajedrecista, traductor, cavilador de paradojas filosóficas y tratadista de métrica, sintaxis y puntuación.
En este cuento asistimos a un ejercicio de crítica literaria en estado puro. El tono de la narración es fría especifica del ensayo crítico aunque, como veremos, la ironía es también uno de sus rasgos distintivos.
El cuento está narrado por lector crítico pedantesco y poco fidedigno que comenta la obra de un tal Pierre Menard, un autor-lector-critico y que acomete la alucinante empresa de reescribir el Quijote.   Aquí se da un juego de espejos donde la novela de Cervantes una novela de novelas en la que el autor español emprendió la tarea no menos alucinante de reescribir, parodiándola, toda la tradición literaria preexistente.
En la enumeración que el narrador hace de la obra de Menard al comienzo del cuento, no podemos dejar de pensar en un episodio parecido que tiene lugar en la novela de Cervantes: el famoso escrutinio que el canónigo hace de la biblioteca de Don Quijote (capítulo VI de la primera parte). Al igual que el canónigo, el narrador de Pierre Menard carece de todo sentido de la verosimilitud, aunque con su estilo seudocientífico pretenda todo lo contrario.
El narrador se propone hacer una defensa de Pierre Menard, ofreciendo el “catálogo falaz” de cuatro páginas de las obras del escritor francés contemporáneo antes nombrado. Aquí la obra se divide en dos apartados: la obra visible, convencional, instituida de un autor, y más adelante veremos la obra no visible, la transcendente, acaso inconclusa. 
Entre las obras del autor destaca una que evoca los hábitos literarios de Tlön y el libro laberíntico de “El jardín de los senderos que se bifurcan”: “Una monografía sobre la posibilidad de construir un vocabulario poético de conceptos que no fueran sinónimos o perífrasis de los que informan el lenguaje común, sino objetos ideales creados por una convención y esencialmente destinados a las necesidades poéticas”. (pag. 42)
El carácter contradictorio y paródico de las obras mencionadas en el relato, cobra expresión de nuevo en otro de los textos de Menard, cuyo título alude a uno de los temas recurrentes en Borges, la irrealidad y la realidad: “Una invectiva contra Paul Valéry, en las Hojas para la supresión de la realidad de Jacques Reboul (esta invectiva, dicho sea entre paréntesis es el reverso exacto de su verdadera opinión sobre Valéry)” (pág.44 ).
Paul Veléry (1871-1945), fue un escritor francés, poeta, pero principalmente ensayista.
En total el narrador cita por orden cronológico diecinueve títulos (ensayos, traducciones, prefacios, etc.) pertenecientes a lo que considera la “obra visible de Pierre Menard”. De la “subterránea, la interminablemente heroica, la impar” e “inconclusa” dice que consta de los capítulos noveno y trigésimo octavo de la primera parte de Don Quijote y de un fragmento del capítulo veintidós. 
El narrador parece consciente del aparente absurdo de tal afirmación e insiste en que la justificación de la misma constituye el objeto primordial de su ensayo.
En la enumeración que el narrador hace de la obra de Menard al comienzo del cuento, no podemos dejar de pensar en un episodio parecido que tiene lugar en la novela de Cervantes: el famoso escrutinio que el canónigo hace de la biblioteca de Don Quijote (capítulo VI de la primera parte). Al igual que el canónigo, el narrador de Pierre Menard carece de todo sentido de la verosimilitud, aunque con su estilo seudocientífico pretenda todo lo contrario.
Cuando se afirma de la obra subterránea, es porque la mayor de las veces, no se hace explicito el trabajo de interpretación que permita la “comprensión”. Es “interminable, ya que toda interpretación está abierta a nuevas interpretaciones sin alcanzar una última y definitiva y es “heroico”, porque como otras acciones heroicas, sólo puede contar consigo misma. Con su propia valentía y fuerzas. Es “impar”, porque toda interpretación es, en alguna medida, singular y única, es decir, cada lector de acuerdo con sus competencias interpreta el sentido de la obra. Se pueden establecer analogías pero no criterios exactos. 
Además, el narrador expone la singularísima “obra invisible” de Menard, exponiendo sus pintorescos fundamentos teóricos antes de ofrecernos una muestra sorprendente de la “genial empresa” menardiana: un mismo fragmento, reproducido dos veces, del noveno capítulo de la primera parte del Quijote, del cual hablaremos más adelante.
Pierre Menard escribió un obra que ya estaba escrita. La posibilidad de que el lector crea que la intención del simbolista francés fuera escribir un Quijote contemporáneo, es inmediatamente descartada por su comentarista: “No quería componer otro Quijote –lo cual es fácil- sino el Quijote”(pág. 46).
En su elaboración de un Quijote idéntico, pero propio, Menard ve dos posibles métodos. El primero consistía en la identificación biográfica con el autor original: “ser Miguel de Cervantes –pero lo descartó por fácil¨(pág. 46). Menard pretende seguir siendo Menard y llegar al Quijote, a través de las experiencias de Pierre Menard. Lo que parece un acertijo adquiere un nuevo significado si interpretamos el proyecto del autor imaginario como una alegoría de la lectura, entendida ésta como proceso de reescritura permanente.
“¿Por qué precisamente el Quijote? Dirá nuestro lector. Esa preferencia, en un español, no hubiera sido inexplicable; pero sin duda lo es en un simbolista de N’imes, devoto esencialmente de Poe, que engendró a Baudelaire, que engendró a Mallarmé, que engendró a Valéry, que engendró a Edmond Teste”. (pág. 47)
Hace mención al español que comparte con Cervantes “algo” del contexto, del “mundo” al que ambos pertenecen: por lo menos, tienen la lengua en común. Menard en cambio, es francés y pertenece al siglo XX, es decir, pertenece a otro mundo, a una tradición “extraña” o ajena a la que pertenece Cervantes. 
Poe, que engendró a Baudelaire, que engendró a Mallarmé…, los historiadores más alemanes pierden la paz ante esas dinastías de  la variación; los franceses dirían la historia de la poesía a las generaciones de Poe, que engendró a Baudelaire, que engendró a Mallarmé, que engendró a Bretón. España admitiría esa cosmogonía, siempre que Góngora sea el iniciador de la serie. ¡Qué narrador al hacer aquí una especie de “cajas rusas”, una dentro de la otra! . Espejo de escuelas que hacen arte.
Menard dice: “Mi mi solitario juego está gobernado por dos leyes polares. La primera me permite ensayar variantes de tipo formal o psicológico; la segunda me obliga a sacrificarlas al texto “original” y a razonar de un modo irrefutable esa aniquilación…” (pág. 48)
Menard al mencionar las dos leyes, se refiere a los principios básicos de la interpretación: 1. Variar las interpretaciones y 2. Eliminar las que no se ajusten al original. “Original” está entrecomillado porque en realidad siempre se está tratando con una “interpretación”. Incluso el original es ya una primera interpretación. No obstante, el “original” es un referente ineludible para toda interpretación que, para ser tal, debiera poder resistir cualquier intento de refutación que la suprima.  
Los motivos que llenan a Menard a elegir el Quijote como objeto de relectura, proceden de una carta dirigida al narrador. La carta de Pierre Menard comienza diciendo: “El Quijote … me interesa profundamente, pero no me parece ¿cómo lo diré? Inevitable … El Quijote es un libro contingente, el Quijote es innecesario. Puedo premeditar su escritura, puedo escribirlo, sin incurrir en una tautología”. (pág. 49)
Lo que parece un comentario despectivo de la obra de Cervantes es, a la luz de la crítica de la lectura, un elogio del Quijote como modelo y pieza fundacional susceptible de nuevas escrituras, permite recordar que en un texto figura la intertextualidad.  
En “Pierre Menard…” el narrador escribe exactamente dos textos exactamente lo mismo: la letra de las palabras no cambia un ápice, pero los sentido son totalmente distintos debido a las diferencias contextuales.  Aunque el texto es muy conocido, reproduzco su momento diferencial:

… la verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir. (pag. 50)

Redactada en el siglo diecisiete, redactada por el “ingenio Cervantes”, esa frase es un mero elogio retórico de la historia.
Redactada en el siglo XX , muchas situaciones no sólo históricas sino culturales –el caso de las traducciones, por ejemplo--, y todos esos casos, será la diferencia contextual -aunque la letra permanezca- la fuente de producción es de otros sentidos.
De otra forma, decir que la historia, “madre” de la verdad;  es una idea asombrosa. No se dice que la historia como una indagación de la realidad sino como su origen. Desde esta perspectiva, la frase de Menard se interpreta como la historia es el origen de la realidad. Verdad no significa lo que sucedió sino  lo que creemos que sucedió. Así, todo texto de Menard (que es exactamente el mismo que el de Cervantes) se interpreta de una manera completamente distinta desde un contexto pragmático que era completamente ajeno a Cervantes, pero que es la clave para comprender a Menard.
Por otra parte, estos dos párrafos idénticos de Cervantes que provocan exclamaciones de júbilo, (en el narrador),  sobre la parte crítica como si fueran diferentes, es una interpretación brillante.
Muestra la forma como se puede reconstruir la literatura, sabiendo que no hay  un escritor, sosteniendo una obra de ficción enriquecida por una inspiración que ha sido de primera a través de los siglos. A pesar de la apariencia hipercrítica, el narrador puede haber ayudado a bien no deconstruir la literatura, sino a reconstruirla.
El estilo de la escritura, sin duda alguna, es irónico y lleva una clara tendencia crítica cuando la ironía se considera como una de las claves de la crítica literaria.  La ironía es un tropo retórico que envuelve la creación de un significado o asociado con la palabra o una oración dada.
A modo de conclusión, Borges a través de este relato hace una retórica de indicaciones críticas que se suman para formar una esquemática donde la ironía domina dentro de un lenguaje totalmente sofisticado. 
Él señala al final de su ensayo el ejercicio del intelectual después de una definición de la verdad en relación a la historia. La inteligencia es producto de "Pensar, analizar, e inventar" (pág. 51). Por consiguiente, él aclara que, todo hombre será capaz de entender todas las ideas que en el porvenir lo será. 
Falta mucho por extraer de este cuento, pero con esto nos da una idea de la grandeza de un autor erudito.

lunes, 22 de abril de 2013

LA HERMENÉUTICA DE LA SOSPECHA


¿Qué es la hermenéutica de la sospecha y cómo se relaciona con la teoría literaria?

La hermenéutica de la sospecha se desarrollo en la crítica de la ideología (modelo de interpretación de la realidad, Marx), en el psicoanálisis (Freud) y en el pensamiento que inspiró a Nietzche, “No hay fenómenos morales, sino sólo interpretaciones morales de fenómenos” 
Marx decía que el texto no es la representación de la historia sino de su encarnación.
La interpretación de una obra a través de la lente de la psicología con las teorías de Freud, se ve en las motivaciones psicológicas de los personajes o de los autores. Donde podemos entender de algunas obras los problemas psicológicos. Freud pensaba que la mayoría de nuestras acciones están motivadas por fuerzas psicológicas sobre las que tenemos control muy limitado. Él diferencia entre los niveles de actividad mental consciente e inconsciente.
Según la hermenéutica de la sospecha, la idea de interpretación no es el significado manifiesto de lo que se afirma en un texto. El verdadero significado esta al desenmascarar lo que se oculta en el contenido.
La interpretación del texto tiene una dicotomía: lo que se limita a interpretar sobre las intenciones del autor y la que  descubre la significatividad de lo que se afirma en un sentido completamente inesperado.
El texto que conforma la literatura tiene el valor estético de varios significados simultáneos que hay que interpretar a través de la hermenéutica de la sospecha.
La interpretación se mueve en la teoría literaria porque tiene por labor buscar la diferencia, lo no dicho, la decodificación escurridiza del sentido para otorgar su interpretación.

miércoles, 17 de abril de 2013

EL SEMIOTOPO Y EL TEXTO



En el semiotopo del texto figura el espacio de comunicación de los sujetos alfa y omega, mediatiza su intercambio. Se trata, por supuesto, de una comunicación indirecta, mediatizada por un sistema complejo, abierto y auto-organizador (Ezquerro: 2011, 19)

El texto como una cadena sintagmática de unidades de contenido que aseguran la homogeneidad del discurso.

Así concebido el texto equivale a un plano homogéneo de significación, donde la recurrencia sémica señala la existencia de una coherencia semántica y textual.

Se podría decir, con otras palabras, que el semiotopo es una propiedad semántica del texto que permite destacar los planos homogéneos de significación y que se apoya sobre la redundancia y reiteración en varios segmentos textuales de algunos elementos semánticos idénticos: estos últimos constituyen una base sobre lo cual se insertan las significaciones particulares de cada segmento del texto, sin que su especificidad comparta ni dispersión ni inconciliabilidad de los diversos sentidos.

Es obvio que un determinado texto, sometido a un contexto socio-cultural posee varias lecturas; por ejemplo, textos religiosos (y por tanto verdaderos) en la Edad Media son considerados en épocas diferentes textos literarios de ficción ( y por tanto “falsos”).

Esto también tiene que ver con el sujeto omega (lector) donde diversas lecturas son posibles, según el contexto socio-cultural y según la competencia textual del lector.

El semiotopo como proceso semiótico en su discurrir sintáctico va produciendo sentido.

También el análisis literario depende de las competencias textuales y del contexto socio-cultural del analista.

viernes, 12 de abril de 2013

¿Por qué es importante conocer al sujeto al alfa, al idiotopo alfa y al sujeto omega al elaborar un análisis literario?




 No se puede olvidar que el texto es producto de dos operaciones, la producción y la observación, que implican dos sujetos que denominamos  sujeto  alfa y sujeto omega. Para el análisis literario es sumamente importante conocer estos sujetos que intervienen en el texto.
Conocer al sujeto alfa,  es saber quién o quienes han intervenido en el texto que tenemos en nuestras manos; qué fue lo que  influyó en su construcción: cómo hace el texto,  sus estudios profesionales, lugar de residencia, época. Todas estas características, están presentes connotativamente en el semiotopo del texto. 
Saber la biografía del idiotopo alfa (autor), es importante para el análisis literario porque, también el semiotopo está influido por el contexto histórico-social y cognitivo de éste. Conocer qué otros textos ha publicado permite conjeturar el género literario de su preferencia y el trayecto como literato, en que idiomas publica, grupo social al que pertenece, ciudad en la que vive. Al entender estos elementos, habrá una mejor comprensión del semiotopo y de la relación que se da entre éste y el idiotopo alfa.
Conociendo todos estos detalles se tiene una base que permite  la comprensión y una mejor argumentación del análisis del texto.
Todo idiotopo alfa, piensa en el destinatario del texto (sujeto omega), y de acuerdo a esa idea, escribe el semiotopo. Se escribe pensando en los futuros lectores.
El sujeto omega tiene que conocer los códigos lingüísticos y culturales, utilizados por el sujeto alfa para producir el texto. Cuantos más elementos comunes tengan los dos sujetos, más fácil será  la interpretación. 
Tratar de intuir para que tipo de sujetos omega esta destinado el texto, permitirá que el análisis literario tenga una mejor interpretación y se sabrá a que tipo de lectores hay que dirigir el análisis literario.
En el semiotopo del texto figura el espacio de comunicación de los sujetos alfa y omega. 

jueves, 11 de abril de 2013

Análisis Literario (continuación)


El libro Kristus och Judas, escrito por el protagonista donde figuran sus investigaciones, es referido cinco veces.
Los trece libros, ofrecen argumentaciones para asentar las citas y notas de las indagaciones hechas por el personaje principal.
En el gran número de libros citados, se observa que hay libros devotos y libros herejes, considerando que las citas o notas que se hacen de ellos, son a favor del libro canónico donde figura la creencia tradicional de Judas, y los herejes son libros que, según el narrador se han escrito apoyando la investigación del protagonista. 
Haciendo uso de  erudición, el narrador  muestra citas y notas en: ingles, sueco, alemán, yiddish, francés, griego y desde luego en español que se combinan con los personajes y los lugares internacionales que figuran en el cuento.
Hay libros auténticos que son de autores ficticios y hay libros ficticios que son acreditados a autores históricos, aquel lector que se interese por conocer más sobre ellos se dará cuenta que efectivamente los personajes fueron escritores, pero no escribieron ese tipo de libros o no pudieron haber hecho las citas que menciona el narrador. Aunque, también encontramos libros y autores fidedignos que son de suma importancia para la historia.
Lugares de ciudades 
Otro de los motivos que figuran desde el inicio del relato, son los lugares de ciudades o países que conceden importancia a la narración, son espacios mundiales que proporcionan al asunto un componente de apertura para que el lector se sienta atraído por lo cosmopolita.
4 Ciudades
Ciudad Universitaria de Lund
Roma
París
Argentina
1 Península 
Asia Menor
1 País
Buenos Aires 
Estas ciudades se muestran como una especie de sabana que se extiende por todo el mundo abarcando un área universal, países que predominantemente son católicos y a quien, seguramente les debe interesar el relato por tratarse de un tema que la tradición católica ha considerado por más de dos mil años. 
Los nombres de los personajes se mueven por estos lugares: cada vez que hay un nombre de un personaje, hay un lugar que lo acompaña o una sugerencia a que las investigaciones de Runeberg deben interesar en la ciudad aludida; esto ayuda a dar verosimilitud al relato y a que el lector haga un viaje alrededor del mundo situándose en sitios importantes para sentirse en un espacio amplio de lugares interesantes.
El narrador hábilmente logra conjuntar personajes, lugares, libros y una diversidad de notas en diferentes lenguas. Las notas se atribuyen a personajes ficticios e históricos. Y notas ficticias a personajes históricos.
Valores
Los valores es uno de los motivos que encontramos constantemente. Hay una larga lista de valores positivos y negativos (valores y antivalores):
8 Valores positivos
Religioso
Hacer el bien
Humildad
Ternura
Abnegación
Sacrificio
Religioso
31 Valores negativos
Injurias
Negligencia
Blasfemia
Atribuir falsedades
Forzarlo a declarar
Rebelión
Soberbia
Traición
El propósito de ser terrible
Infamia
Acusar de herejía
Imputar su crimen a la codicia
Crimen
Rebatir
Delatar
Adulterio
Abominar
Homicidio
Tener el coraje a alguien
Profanar
Fulgor satánico
Abuso de confianza
Delación
Perversión
Exasperación
Pérfido
Pecar
Reprobación
Indiferencia
Maldiciones
Impiedad
Los valores que figuran en la narración orientan el comportamiento de los personajes y los hace verse dentro de un ambiente real, el lector fácilmente puede confundirse con la veracidad del cuento. Encontramos valores positivos y valores negativos, es decir a los nombres de los personajes son atribuidos valores y antivalores, y no necesariamente los positivos están con los personajes buenos o los negativos con los personajes malos, estos se dan en ambos participantes, malos y buenos participan tanto de valores positivos como de negativos. 
Este motivo sembrado en cada uno de los nombres a los que se alude, son los garantes de la moral que muestran los personajes y responde a una verosimilitud del relato que permite la identificación con el lector y su entorno.

Análisis Literario (continuación)



Nombres de personajes
 Este motivo aparece desde las primeras líneas y reaparece de manera constante a lo largo del relato. Son treinta y dos nombres de personajes los que figuran en el semiotopo del cuento “Tres versiones de Judas”.
 LOS BUENOS: Dieciocho devotos 4 Apóstoles: Isaías Juan Mateo Lucas. 2 Escritores Nils Runeberg Dante 1, Hechicero Juan de Viterbo 2 Predicadores El obispo de Lund Robertson 1 Religioso Midrashim 3 Teólogos Axel Borelius Lars Peter Engström Simeón Ben Azaí 3 Héroes Divinidad: Jesús, Jesucristo, Dios, Aquél, Redentor Militares: Alejandro, Thomas Edward Lawrence 1 Nobles Gobernante: Rurik 1 Matemático y Filósofo Pitágoras LOS MALOS Catorce herejes 2 Escritores Euclydes Da Cunha Maurice Abramowicz 2 Filósofos Valerio Sorano Borelius 1 Profeta Antonio Conselheiro 6 Teólogos Basílides Satornilo Carpócrates Erik Erfjord Hans Lassen Martensen Kemnitz 1 Traductor Escritor: Emili Schering 1 Traidor Apóstol: Judas 1 Humorista Escritor: De Quincey 

Además del importante número de personajes, encontramos que algunos de éstos se encuentran más de una vez, por ejemplo: Jesús-Jesucristo-Dios-Aquél o Redentor, lo encontramos treinta y tres veces; Judas, se localiza diecisiete veces; Juan el apóstol, tres veces. 
He clasificado los personajes con la categoría de buenos y malos para poder distinguir dos grupos que se localizan en el semiotopo. Llamamos “buenos” a todos aquellos que defienden la postura tradicional del texto canónico que sirve como guía a la religión católica; y desde luego los personajes “malos”, son aquellos herejes que están inconformes y se manifiestan con opiniones o con citas de textos literarios, principalmente son autores de libros históricos. 
También hay dentro de los personajes malos, seis teólogos escritores y un humorista escritor hereje. Evidentemente, los nombres de los personajes es un motivo dominante que ocupa una parte muy importante de las ocho páginas del cuento. 

Libros 
En el relato figuran una gran cantidad de nombres de libros, la mayoría son citados con el nombre de sus autores por las notas que se hacen: Libros Devotos Biblia: Antiguo testamento y Evangelios La Divina Comedia Liber adversus omnes haereses (Libro contra todas las herejías, traducción mía). Cristelige Dogmatik (Christchurch Instituto de la dogmática, traducción mía) Vindicación de la eternidad Libros Herejes Libro ignorado Libro de De Quincey de 1857 Kristus och Judas (Cristo y Judas, traducción mía) Den hemlige Frâlsaren (El salvador secreto. Sueco, traducción mía) Der Heimlich Heiland (El salvador secreto. Alemán, traducción mía) Syntagma Almafuerte Sju insegel (siete sellos, traducción mía) La Biblia es mencionada dieciséis veces en el relato, ocho aludiendo a ella como libro que guía a la religión y ocho con notas del Nuevo Testamento, específicamente de los evangelios.
 
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Análisis Literario


La literatura de Jorge Luis Borges suele resultar enigmática, invita al lector a una decodificación e interpretación del semiotopo del texto y alejarse de la comodidad de la lectura informativa a la que se está acostumbrado. 
En este trabajo abordaremos un análisis del semiotopo del cuento “Tres versiones de Judas” de Jorge Luis Borges , para evidenciar que en el relato, el sujeto alfa apela a que el sujeto omega no sea un lector ingenuo ni pasivo, se espera que sea una persona que curiosee e investigue lo que se le presenta, reflexione y examine sucesivamente los diferentes elementos constitutivos de la obra; en el cuento se evidencia una inquietante mezcla entre lo serio y lo ocurrente, la verdad aceptada y la inquietante duda; la interpretación que tiene que hacer el lector tiene mucho que ver con sus capacidades y creencias. 
Primera lectura semántica
Ezquerro menciona (2011:85), que el término “asunto designa el argumento central de la fábula, la situación en torno a la cual viene organizada la narración”.
El asunto es "Tres versiones de Judas" es cuando el narrador cuenta las tres sucesivas hipótesis de un tal Nils Runeberg, teólogo sueco que, en la primera década del siglo XX, habría publicado sus especulaciones acerca del enigma de la traición de Judas no explicado suficientemente hasta entonces. La primera argumentación de Runeberg es que el sacrificio llevado a cabo por Dios al humanizarse en Cristo exigió un sacrificio comparable al de la redención: el de un humano rebajado a delator de la divinidad y, por ello, condenado eternamente al infierno.  En su segunda hipótesis, Runeberg interpreta la traición de Judas como la máxima humildad imaginable, ya que si la felicidad y el bien son atributos divinos, no deber ser usurpados por los mortales. La tercera y más radical hipótesis de Runeberg es que Dios, en su supremo sacrificio para redimir a la humanidad, se encarnó, no en Cristo, sino en el mismísimo Judas. Runeberg -cuyo descubrimiento, a fin de que no quede desmentida la inconmensurable humildad del sacrificio divino, es recibido con total indiferencia por incrédulos y teólogos- muere abrumado por tan terrible deducción. 

A su vez, llamamos motivo a una “situación, un ser, o bien avatares particulares del tema, o bien otros componentes de esta organización, guiados por el tema” (Ezquerro; 2011:86).
A lo largo de todo el cuento, encontramos motivos que aparecen de forma insistente, orquestados por el tema. Estos diferentes motivos se retoman de modos variados y asociados los unos a los otros.
El siguiente conjunto de motivos esparcidos en las ocho páginas del cuerpo del relato, son algunos de los principales que nos permiten la interpretación del semiotopo. 


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